About Me

Mi foto
Kadaj
Soy un "escritor" que pretende especializarse en todo lo que tiene que ver con los sentimientos, las reacciones, las variadas formas de razonar y en general todo lo que sea psicología en sí. Darle un porqué a lo que muchos no prestamos atención y poder usar aquello como entretenimiento general.
Ver todo mi perfil

Seguidores

Kadaj &Tamarakatsuki. Con la tecnología de Blogger.

NII-SAN Capítulo XIII "Un vacío que enloquece"





- Te equivocas... - dijo inmediatamente el rubio mirando fijamente al albino - yo ya conocía a Kadaj...
Riku se quedó en silencio mirando a Rufus mientras intentaba hacer memoria, recordar si antes que los separaran, su hermano y el presidente se habían encontrado. Le parecía imposible que se hayan visto sin que él estuviera presente, ya que siempre andaban juntos. Nunca se separaban.
- Eso es imposible - afirmó muy seguro.
Rufus sonrío simplemente y se levantó de su lugar volviendo a tomar el control remoto para poner una nueva imagen en el plasma.
- Luego podrás preguntar a Kadaj sobre eso... por ahora será mejor continuar con "el programa educativo"... Lucrecia
La mujer se volvió a aclarar la voz después de haber pasado tanto tiempo en silencio y comenzó a hablar como si de una profesora se tratase:
- Se ha descubierto hace tiempo que los cetras desarrollan, sin excepción, una habilidad especial y esencial a la vez para su vida y tal vez incluso para su reproducción... esta habilidad esta concentrada en sus ojos. Aunque aún no tenemos todo el conocimiento sobre esta habilidad ni sabemos exactamente como funciona, es decir, no sabemos si esta habilidad es sólo la rama principal de otras que se irán desarrollando con el tiempo.
-¿Una habilidad? - preguntó Riku confundido.
- Así es - prosiguió Lucrecia - Yazoo posee una habilidad muy sutil pero demasiado útil para el tipo de armas que utiliza. Él puede ver todo a su alrededor por más que este de espaldas, puede ver todo aquello que lo rodea por más que sus ojos no estén dirigidos hacia cierto objeto o persona. Ese tipo de visión le permite un total control sobre el campo de batalla, porque nadie podrá tomarlo por sorpresa.
- Pero él nunca lo dijo... nunca nos dijo que podía ver de esa forma...
- Para él era normal - intervino Rufus sentándose más lejos en el sillón que estaba junto a la pecera - él ve así desde que nació, ¿porqué debería de sospechar que ustedes ven diferente? - El albino se quedó callado, no había pensado en esa posibilidad.
- Eso es correcto... fue muy complicado descubrir la habilidad de Yazoo siendo tan difícil de captar para nosotros. A él le parecía normal y nosotros no podíamos meternos en su cabeza para ver como veía él; percatarnos de la diferencia existente. Por otra parte las otras habilidades de tus hermanos fueron más fáciles de encontrar: Loz tiene una precisión milimétrica en cada uno de sus golpes, posiblemente por que su visión le permite fijar objetivos, una habilidad que le permite acomodarse perfectamente para atacar el punto en el que se ha fijado, similar a la mira de un francotirador. La habilidad de Kadaj... - la mujer se quedó callada sin saber muy bien que decir, por lo tanto Rufus decidió tomar él la iniciativa.
-No saben muy bien en que se basa su habilidad - habló entre cruzando las piernas sentado en el sillón - lo más extraño es que la evidencia de su habilidad está a simple vista. Debes haber notado que los ojos de Kadaj son extraños, como si por momentos mostraran un brillo un tanto sobrenatural, diría yo. Pues la hipótesis que dieron los especialista asombró tanto como conmovió. Se cree que por las venas de Kadaj corre algo similar a la luz, que a veces se refleja en sus ojos. Puede ver en la oscuridad, aunque aun no esta completamente comprobado con cual nitidez, y las otras propiedades que podría tener su habilidad se desconocen, aunque se cree que la impresionante memoria fotográfica que tiene y la capacidad que tiene para ver con claridad objetos o personas que están a mucha distancia, podrían formar parte también de su habilidad.
-Ese brillo es estudiable... - habló Lucrecia frunciendo el seño - ¡si usted nos hubiera permitido hacer los análisis!-
- Kadaj no es tu conejillo de indias - declaró de forma cortante el presidente interrumpiéndola - ¡¿acaso crees que permitiría que reciba 20 pinchazos al día encerrado entre cuatro paredes?!
Madre e hijo se quedaron callados ante tal reacción y Riku cada vez estaba más convencido de que la relación entre el presidente y su hermano guardaba algún secreto, ¿sería algo parecido a lo que ocurría con Sephiroth? Frunció el seño con sólo pensar aquel nombre, el que sólo apareciera en su mente le hacía hervir la sangre.
-Puedes continuar, Lucrecia - dijo al fin el presidente desviando la vista hacia la pecera, intentando controlarse, esa actitud era extraña en él.
La mujer sólo atinó a asentir por lo repentino de su orden y volvió a ponerse seria.
- La habilidad más evidente y, lamentablemente, la que menos tardamos en descubrir fue la de Sephiroth - Riku apretó los puños intentando concentrarse en lo que decía su madre, posiblemente esta información le serviría para poder enfrentarle con más seguridad, conociendo su táctica esta vez - Declarada por los especialistas como una de las más "aterradoras", ya que no tiene ningún otro fin aparente más que asesinar a su contrincante o torturarlo. Es la irónica prueba de que con una mirada él puede matar. No tenemos entendido como lo controla ni siquiera si debe hacer un esfuerzo para utilizarlo, sólo sabemos que con sólo dirigir su mirada hacía cualquier objeto este se quema desde dentro.
Riku tragó en seco; aquella habilidad iba más allá de lo imaginaba, más lejos de lo que sentía poder manejar con su actual fortaleza, sin embargo, no se desalentó. Le habían dado una nueva razón para hacerse más fuerte ahora, sólo pensaba en vencerlo.
- Por lo que sabemos - continuó la mujer - Sephiroth no puede quemar a los que pertenecen a su especie, o al menos no lo ha intentado hasta ahora...
- El único que nos falta eres tú, Riku... - dijo el presidente logrando hacer que ambos voltearan a verle - debemos descubrir cual es tu habilidad.
-Así es... - asintió la especialista- este tipo de "dones" que poseen los cetras se unen complementándose con otro... Loz y Yazoo tienen habilidades complementarias, es como si lo compararas con un rifle, Yazoo es la mira y Loz la potencia de precisión, los vuelve mortales ante cualquier enemigo.
- El problema yace en el número - comentó Rufus acercándose a ambos - Jenova tuvo cinco hijos... uno de los tres que aún no tienen su habilidad complementaria, vivirá solo...
-¿Solo? ¡¿Por qué?! - comenzó a preocuparse Riku ante todas las estrictas normas que parecían estar poniendo en su vida.
- Es un decir... no te lo tomes tan apecho - intentó tranquilizarlo Rufus.
- Al no saber cual es exactamente la habilidad de Kadaj no estamos seguros quienes se complementan y quienes no. Puedes ser complemento de Kadaj o Sephiroth, así como no serlo de nadie - explicó Lucrecia mirando a su hijo, cuya expresión no podía descifrar.
Riku estaba al borde de la ira y la angustia. Pensar que podría a llegar a tener alguna relación "estrecha y justificada" con Sephiroth le asqueaba de tal manera que sólo quería borrarlo de su mente a golpes de una vez por todas, pero por otro lado, el pensar que no podría ser el complemento de Kadaj lo destrozaba. No podía hacer nada al respecto, eso era lo peor de todo, debía dejar todo en manos del destino.




Mientras tanto, resignado a su fatídica espera, Sephiroth se encaminó a su gimnasio privado sin saber que más hacer. El trabajo de ese día había terminado, pero estaba obligado a quedarse las horas que le correspondían en la compañía. Caminó hasta el centro de la habitación y casi por instinto a su famoso sillón de cuero. Se sentó con la mirada distante, pensativo, no conseguía entender que le ocurría; no sentía deseos de hacer nada, no quería entrenar, ni descansar, ni siquiera pensar, pero eso no podía evitarlo. Se levantó de su lugar y dio algunos pasos sin sentido, caminando en círculos sin saber a donde ir hasta que finalmente se decidió y tomó una botella de whisky que se encontraba oculta detrás del sillón. No era que la estuviera escondiendo de Shinra, sino más bien de sí mismo. Le "enfermaba" saber que una costumbre humana como "ahogar las penas en el alcohol" se le hubiera pegado. Hacía tiempo que no bebía, no desde que Kadaj había bajado esa noche a saludarle sin más razón aparente que llamarle la atención.
- ¿Bebo por ti? - se preguntó en voz alta descubriendo algo que hasta ahora no se había dado cuenta. Siempre que sacaba la botella, o las botellas, que tenía detrás de su sillón era cuando se sentía extraño o diferente a como de costumbre, pero no se había dado cuenta que ese malestar comenzaba cada vez que Kadaj lo esquivaba, rechazaba, huía o desviaba la mirada al verle - sandeces... - se dijo al fin autonegandose esa idea, para luego servirse un vaso lleno de whisky y sentarse en su sillón.
Tomó un sorbo de aquella bebida mientras recorría con la mirada el estante que tenía en frente, pegado a la pared. Se veía diferente sin los trofeos; esos trofeos que había destruido su queridísimo hermanito, al cual después lo acorraló en el mismo sillón en el que se encontraba y lo hizo desear las cosas que alguna vez se negó a querer mientras jadeaba como un cachorro debajo de él. El recordarlo le sacó una sonrisa burlona y se acomodó en el sillón poniendo los pies sobre el apoya brazos para así mirar al techo. Su sonrisa se borró entonces. Volvía a ver esos hermosos ojos verdes azulados que lo volvían loco, pero esta vez no podría tocarle, besarle o acariciarle a su gusto, ya que lamentablemente, era sólo una fotografía de su querido hermano menor. ¿Qué hacía una foto de él pegada en el techo?
Volvió a beber del vaso dejando el contenido por la mitad, cuando lo recordó:


Flash Back:

Cuando Sephiroth entró al gimnasio Kadaj ya se encontraba dentro, se detuvo a mirarlo con algo de decepción mientras el menor barría los pedazos de trofeos que había roto, quería dejar el lugar limpio para cuando su hermano quisiera entrenar, mientras que el mayor sólo pensaba en estar asolas para poder ejercitarse y así desquitarse por el enojo que le producía tener que obedecer a Rufus en todo.  Un humano común y corriente dándole órdenes como si se tratase de su dueño, la idea lo sacaba de sus casillas.
-¿Que haces aquí? - preguntó el mayor sin siquiera saludarle mientras que acomodaba los papeles de misiones en el estante.
- Esto debe molestarte aquí, así que lo estoy juntando... ¿Crees que puedan pegarse los pedazos?
Kadaj hacía caso omiso a su frialdad, por más que nunca lo hubiera tratado de ese modo; incluso le sonreía.
- Lo dudo - contestó el otro de forma seca - ¿Qué es esto? - le preguntó sacando de la parte más alta del estante un sobre que contenía una fotografía.
- Es una fotografía que mandé a imprimir... pensaba regalártela - se acercó dedicándole una sonrisa más amplia al terminar de guardar las cosas que había tomado prestadas para limpiar el lugar.
- No la quiero...
- ¿Por qué? - su sonrisa se desvaneció con aquella respuesta y no hizo más que quedarse viendo la expresión fría de Sephiroth y la foto que le entregaba.
- ¿Para que querría una foto tuya?

--------------------------------------------------------------

-Tsk... - Sephiroth apretó los dientes recordando sus propias palabras.
(-"¿Cómo pude decirle eso?... Debí aclararle en ese preciso instante que no la necesitaba porque ya lo tenía a él, a quien podría ver todos los días... que no necesitaba desearlo más de lo que ya lo hacía durante las horas de trabajo, donde no podía hacerlo mío, no podría tocar esa foto como lo tacaría a él... ¿por qué no se lo dije? ¿En que estaba pensando?"- no hacia más que apretar los puños mientras meditaba todo aquello, sin notar como la mano con la que sostenía el baso comenzaba a resquebrajar el vidrio del mismo por la presión - ... Entrenar... eso era lo que pensaba... ¿Por esa estúpida razón deje que se fuera sin siquiera prestarle atención?")

-------------------------------------------------------------

- Pensé que te gustaría... - contestó Kadaj con la voz un poco rasgada por la angustia que no quería mostrar, intentando no dejar de sonreír aunque le pesara.
- Llévatela, no hay lugar para ella - dijo apoyándola contra el pecho de Kadaj para luego caminar hacía el centro del gimnasio.
- ¡Si ese es el problema puedo solucionarlo! - gritó el menor al estar Sephiroth algo lejos de él y rápidamente fue hacia un estante y colocó pegamento del revés de la foto - si no la dejo en tu estante no habrá problema, ¿verdad? - arrojó la foto al techo con gran precisión, logrando pegarla allí. - No creo que ocupe espacio en el techo, no hay nada allí.
Sephiroth sin siquiera prestarle atención no se dignó a contestarle, por lo que Kadaj hizo un último intento para que notara que se encontraba allí, que no le ignorara.
- Nii-san ...
- Vete... voy a entrenar ahora y ocupas espacio... - le interrumpió con crueldad prácticamente echándolo del lugar.
Kadaj permaneció en la postura que se encontraba un buen rato, sin creer todavía lo que su hermano mayor le había dicho. "Ocupas espacio", lo trataba como cualquier objeto más en la habitación, o quizá como menos que un objeto, una basura. Esperó a que Sephiroth se retractara de las palabras que tanto lo habían lastimado; que le haga ver que en realidad no quiso decir eso, pero él ni siquiera volteó a mirarle. Por lo que, sin más que hacer, se retiró en silencio.

Fin del flash back


Tiró el vaso contra lo primero que se le cruzó, la pared, reincorporándose violentamente al arrojarlo. El recordar las cosas con tanto detalle, viéndose a sí mismo tratando con tanta maldad a la única persona a la que amaba, lo enfurecía como nunca nadie lo había hecho. Definitivamente el único oponente que le daba batalla para alejarle de Kadaj era él mismo y se odiaba por ello. Riku solo era un bicho en el camino comparado con lo que él mismo le hacia a Kadaj.
- Soy la razón por la que quisiste quitarte la vida... - se dijo tomando ahora la botella de whisky - ¿verdad Kadaj? - preguntó mirando la foto pegada en el techo mientras bebía de la botella.




Cada nota del piano que cantaba melancólicamente en un susurro y a veces en un grito una melodía armoniosa y delicada, calmaba poco a poco a Kadaj, quien tumbado en el medio de la habitación blanca intentaba olvidar dónde estaba, porqué estaba allí y quiénes lo traicionaron para llevarlo. La sonata conseguía hacerlo olvidar, relajarse, imaginando solo las manos de un pianista experto interpretando esa bella melodía para él, quien descansaba sobre jazmines de color violeta sin razón; si, jazmines, sus flores favoritas aquel aroma que podía hacer que se relajara. Le parecía poder olerlas, también podía sentir la brisa, quien con una voz suave le decía "todo esta bien". Pero de repente la música se detuvo y Kadaj abrió los ojos con miedo, haciéndose realidad su pesadilla nuevamente, la fantasía había acabado y con ella su calma.
Se reincorporó con miedo comenzando a sentir nuevamente ese vacío que lo hacía enloquecer, y miró con terror el parlante que se encontraba sostenido por barras de acero a la pared. Se acercó corriendo desesperado y le dio unos golpes por si se había averiado, pero no funcionaba, habían pausado la música. No quería volver a sentir que moría; que en su pecho se abriera un hueco ni que su claustrofobia lo torturara de nuevo. Se puso delante de una de las cámaras de la habitación blanca acolchonada en la que se encontraba ya respirando agitado,  y comenzó a rogar.
- ¡¡¡No saquen la música!!!  Por favor... ¡Pónganla de nuevo! - a medida que las sensaciones volvían a su cuerpo más desquiciado se volvía con sus ruegos - ¡Por favor! ¡¡No quiero estar aquí!! - la voz se le rasgaba más con cada grito - ¡¡Haré lo que sea!! ¡¡Por favor pongan la música de nuevo!!
El sonido de un micrófono se hizo escuchar por el parlante donde antes se oía música clásica, capturando la atención de Kadaj quien después de asegurarse de dónde provenía el sonido miró nuevamente la cámara vacilante y a la vez temeroso.
<- ¿Lo que sea?... - preguntó una voz grave que salió del parlante; la voz de un hombre mayor.>
- Lo que sea... - afirmó Kadaj sin poder dejar de respirar de forma agitada.
Un silencio insoportable de varios minutos se generó después de la respuesta de Kadaj, ¿había contestado algo incorrecto? ¿No pondrían la música? Cuando se disponía a volver a rogar sintió el rechinar de la puerta. Para su desgracia, la puerta ya estaba cerrada nuevamente cuando reaccionó. Un hombre alto de edad avanzada con delantal blanco estaba parado junto a la puerta un paso adelante de los cinco hombres del mismo atuendo que se encontraban detrás. Eran psiquiatras de eso no había duda. Le sería fácil escapar ahora, seguramente tenían algún tipo de llave para salir de la habitación y no necesitaría sus manos, las cuales aún se encontraban atrapadas por la camisa de fuerza, para poder vencerlos y salir. Pero cuando se proponía a atacar, el más viejo, que parecía ser el líder, lo detuvo haciéndole una seña con la mano.
- Pensé que querías negociar, no desquitarte con nosotros... ¿o es que acaso piensas que entraría aquí para dejarte escapar tan fácilmente? - habló sonriéndole irónicamente - Además, hay dos hombres afuera, ante la mínima muestra de violencia para con nosotros puede que le agreguen meses a tu estadía en el lugar...
Kadaj dio un paso atrás tragándose el orgullo, se veía que los psiquiatras tenían total control sobre él, en esos momentos se arrepentía de sus palabras, "haré lo que sea", realmente ya no pensaba igual.
- ¿Sabes quién soy? - preguntó el hombre acercándose al albino - qué pregunto... por supuesto que no lo sabes. - acarició el rostro de Kadaj disimuladamente haciéndose el distraído mientras miraba hacia uno de los lados de la habitación sin borrar su sonrisa irónica - soy quién te ha estado espiando desde que llegaste... el director me encargó eso. - le comentó señalando la cámara que los apuntaba - imagino que quieres que ponga la música que te mantiene tan tranquilo... - pasó la mano por el cuello de Kadaj quien se alejó rechazando su caricia.
- ... Por favor... eso quiero... - dijo temeroso reconociendo que le daba más miedo sentir la claustrofobia a que los psiquiatras se convirtieran en sus "dueños".
- Hm... claro, cuenta conmigo... "te pondré todo lo que quieras"... pero primero déjame presentarte a los nuevos; son principiantes, acaban de ingresar a trabajar y quiero enseñarles como se debe tratar a los pacientes... - masculló pasando un brazo por la cintura del menor, alardeando frente a sus alumnos, mientras que la otra mano la ocupaba en caricias sobre el rostro de Kadaj.
El albino suspiró inaudible intentando apartarse un poco del psiquiatra pero este no se lo permitía.
- ¿Lo ven? - dijo él dirigiéndose a sus alumnos - las camisas de fuerza no indican que el que  la lleve sea peligroso... muchas veces se las hacen vestir sólo para poder follárselos más fácil.
Kadaj se separó bruscamente ante esas palabras dejando ver su enojo, miedo y asco ante aquellas palabras. El hombre sólo sonrió y les hizo una seña a sus alumnos para que se acerquen sin miedo.
- Déjenme enseñarles... - habló pedante caminando hacia Kadaj quien con cada paso que daba el hombre retrocedía dos, ya que no quería golpearlo y que le agregaran más meses en ese lugar, sin embargo, terminó acorralado contra la comisura de las paredes acolchonadas con el psiquiatra frente a él - ¡este hermoso cachorro no es ni más ni nada menos que la perra del presidente Rufus Shinra! - gritó para que todos pudieran oírle.
- ... ¿perra? - preguntó Kadaj notando el insulto con el cual los hombres confundían su relación con Rufus - ¡Se equivocan!
- Por favor... ya todos lo sabemos... dime ¿cuántas veces se ha revolcado contigo en la cama? ¿10, 15 veces? ¿o acaso más? Debes de ser muy bueno en la cama para atraer de esa forma a un hombre de tanto poder adquisitivo como Shinra, bien podría él comprar la mejor puta del universo, pero te eligió a ti en su cama... - con cada palabra Kadaj se sentía más avergonzado y ofendido, no podía creer lo que ese hombre le preguntaba y afirmaba, después de todo el albino jamás había visto al presidente con esos ojos.
- No me acostado con él ni una vez... - dijo con voz leve, incapaz de gritar por la vergüenza.
El psiquiatra rió burlándose del menor quien comenzaba a perder la paciencia ya deseoso por hacérselo entender a los golpes.
- No tienes que mentir así, precioso... estamos en confianza... Dime ¿te ha tratado bien? ¿Te lo hacía lento o brusco?... Y lo más importante... ¿Lo sentiste rico cuando te penetró? Porque te aseguro que yo puedo hacértelo mucho mejor... - dicho esto último el hombre se encontraba tan cerca del albino que no pudo resistirse a besar su cuello con devoción.
El sólo sentir los labios de aquel vegete sobre su piel hizo que Kadaj sintiera tanta repulsión que lo empujó usando su cuerpo, ya que sus manos se encontraban atadas, el psiquiatra calló sentado y dirigió una mirada a sus alumnos quienes se le habían quedado viendo avergonzados por tal escena. Su orgullo estaba herido y no iba a dejarlo así.
-¡Bien perra! ¡Si eso quieres dejaré que te pudras aquí!... Y pensar que yo quería hacerte sentir bien... ¡Olvídate que existe la libertad y olvídate de esa música que de buena manera puse para hacerte sentir mejor!... Sólo eres un malagradecido... - caminó dos pasos hacia sus alumnos cuando...
- ¡Espera! - la voz de Kadaj lo detuvo, la simples palabras de permanecer encerrado aquí sin la música que lo mantenía tranquilo lo hacían temblar, por lo que, con la cabeza gacha, se resignó- Lo siento... yo...
- No te preocupes... te daré otra oportunidad sólo por tener esos ojos tan bonitos... - dijo sonriendo el psiquiatra sabiendo que había conseguido domar al joven SOLDADO - sólo debes hacer lo que te pido... y todo estará bien - Kadaj tragó en seco y asintió, aunque no quería llegar muy lejos con las peticiones de aquel hombre que tanto le asqueaba - Primero dime que eres la perra de Rufus, dime todo lo que sientes por él y como te lo hace...
El albino levantó la vista mirándolo con las mejillas rojas. No quería que la relación con su jefe sea malinterpretada así que hizo un intento para hacerle comprender al viejo.
- Pero yo--
- No me importa... sólo dilo... y más te vale que suene convincente, me excitan los cachorros hablando de sus experiencias sexuales...
Kadaj se quedó en silencio sorprendido por la gran perversidad que demostraba el psiquiatra, debería ser él quien estuviera en el manicomio o en la cárcel. Pero lamentablemente, las cosas se daban al revés y este hombre que tenía en frente era el dueño de su suerte. Así que, tomando aire levantó la vista y comenzó a hablar:
- Soy... la perra de Rufus... o al menos así me llaman, yo en realidad tengo sentimientos muy fuertes por él...
- ¿Lo amas? - acotó el psiquiatra alentando sus mentiras.
- ... Si... lo amo. He despertado en su cama varias veces... - el hombre le hizo una seña con la mano para que aportara más a su relato y luego se tocó la entrepierna, dándole a entender que sus palabras le estaban excitando - ... él... él... era muy bueno en la cama... le gustaba tocarme - no pudo evitar sonrojarse por sus propias palabras imaginándose todo aquello que relataba. A su jefe, su "padre", tocándolo de manera perversa - pero más le gustaba ponerlo en mi boca antes de... penetrarme... - dijo con pesadez.
Pero el psiquiatra seguía insatisfecho y le hacía más señas para que continuara, ya sacando su entrepierna fuera de sus pantalones para que el albino pudiera ver como le ponía su "cuento".
- ... Le gustaba meterlo en lo más profundo de mi cuerpo... para que... yo le rogara gritando su nombre que se moviera... que me hiciera... el amor con más fuerza, me gusta... que sea bruco conmigo - el viejo comenzaba a masturbarse frente a Kadaj, haciendo que el menor desviara la mirada avergonzado - solía correrse dentro.
- Suficiente... - dijo el hombre con la voz entrecortada- me duele demasiado aquí abajo como para que sigas... lo que necesito ahora es que te pongas de rodillas y abras la boca...
- ¡No! ya inventé la historia... ahora quiero la música.
- Niño no eres nadie para reclamar aquí... además dije que pondría la música después de que hicieras lo que yo quisiera... ¡ponte de rodillas y abre la boca!... - ordenó tomándolo del cabello haciendo que se pusiera de rodillas.
<- James Hamilton... - se escuchó por el parlante de la habitación - ¿sería tan amable de dejar en paz a nuestro paciente?...>
- Señor director... - habló el psiquiatra soltando al albino - sólo quería disciplinarlo...
<- Ese no es su trabajo, Hamilton... su trabajo es vigilarlo desde la sala de monitoreo y si gusta, puede masturbarse en silencio... pero tiene terminantemente prohibido tocarlo- hablaba con voz calma el director del departamento psiquiátrico regañando a su empleado, dejando a Kadaj suspirar aliviado - en todo caso... - continuó - si merece un castigo no dude en hacérmelo saber... el electroshock es muy eficiente en estos casos...>
El menor empalideció con la nueva amenaza, ¿electro shock? ¿se usaban esos métodos aun? Miró la cámara que lo enfocaba con miedo, consiguiendo que una risa se oyera por los parlantes.
<- Tráeme al niño... pero asegúrate de drogarlo de forma efectiva primero... no queremos que escape...- la comunicación se cortó anunciadamente por el ruido del micrófono apagándose.>
James, el psiquiatra, miró al albino con una sonrisa y sacó del bolsillo delantero de su delantal blanco una jeringa, mientras los psiquiatras que se encontraban detrás le pasaban un frasco. Llenó la jeringa con el contenido del frasco y se acercó al cetra. Inmediatamente, Kadaj retrocedió pero el hombre lo tomó por la cintura chitándole para que se calmara.
- Tranquilo, precioso, recuerda que si te resistes será peor, ¿o es que prefieres quedarte en este lugar?- vacilando si debía contestar, Kadaj negó con la cabeza esperando el pinchazo, pero recibió algo completamente diferente.
James se apoderó de sus labios tirándolo sobre el piso acolchonado intentando hacerle abrir la boca para introducir su lengua allí. Al notar como Kadaj abría la boca poco a poco se desesperó sintiendo como se dejaba a hacer, considerándose un ganador. Pero obtuvo una respuesta diferente a la que esperaba... el cetra mordió sus labios con brutalidad haciendo que el hombre se aleja con un grito ahogado poniendo una mano sobre su boca mientras un hilo de sangre se escurría entre sus dedos.
- ¡Maldita perra! - le insultó clavando violentamente la jeringa en el cuello del cetra quien perdió rápidamente la conciencia por el contacto directo con su sistema sanguíneo.
<- Cuando termine con él... puedes llevarlo a electroshock... - habló el director por el micrófono quien aun espiaba la escena.>

0 comentarios: