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Kadaj
Soy un "escritor" que pretende especializarse en todo lo que tiene que ver con los sentimientos, las reacciones, las variadas formas de razonar y en general todo lo que sea psicología en sí. Darle un porqué a lo que muchos no prestamos atención y poder usar aquello como entretenimiento general.
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Kadaj &Tamarakatsuki. Con la tecnología de Blogger.

NII-SAN Capítulo XI "Motivo de Vida" [Continua...]


La puerta blanca se cerró frente a Riku. Los médicos intentaban salvar la vida de Kadaj del otro lado.

Lucrecia también acudió a la sala de urgencias, ya que era la especialista, pero Katz se quedó afuera, mirando el triste entorno de su hijo con deje de preocupación.

-¿Estás bien?- le preguntó sin obtener respuesta alguna.

El albino permanecía inmóvil frente a aquella puerta con la cabeza gacha, mientras que Sephiroth se encontraba a escasos metros apoyado contra la pared de brazos cruzados, muy pensativo con la vista hacia el piso. Por lo que Katz desistió; no parecía ser el momento para entablar una conversación.

De repente, Rufus pasó muy apresurado por su lado.

-¡Sephiroth!-  le gritó al cetra sacándolo de sus pensamientos- ¡Tu madre está fuera de control!… ¡Está destruyendo el laboratorio y golpeando los vidrios, has algo!

El aludido se dirigió frenéticamente a aquel lugar seguido por el presidente Shinra. Mientras que Riku pasaba del tema, tendido en sus pensamientos.

-Riku…- intervino de nuevo Katz acercándose a su hijo, más que preocupado.

Puso su mano sobre el hombro del albino y este se “quebró”. Ya no podía contenerse más, y golpeó la pared con todas sus fuerzas rompiendo en llanto.

Su padre lo abrazó intentando calmarlo.

-Tranquilo…- le dijo.

-Fue mi  culpa… Todo fue mi culpa- repetía Riku entre sollozos y espasmos mientras lo abrazaba con fuerza empapando su hombro en lágrimas. 



Las horas pasaban lentamente, Katz se había sentado a esperar impaciente las noticias de Kadaj, mientras que  Riku se había quedado dormido en su falda de al no tener más lágrimas que derramar.

La puerta crujió al abrirse y Riku despertó exaltado. Lucrecia salió quitándose un barbijo y unos guantes de látex cubiertos de sangre azul. 

-¿Y bien?- preguntó Riku al instante.

-… Está… bien-  el albino suspira aliviado- Débil, pero estable… Aun no despierta, pero esperamos que lo haga.

-¿A qué te refieres con eso de “esperamos”?... ¿Hay posibilidad de que no despierte?- preguntó Katz.

-Está en una especie de coma… Puede que se deba al shock físico que sufrió su cuerpo o a algo psicológico… Si es físico debería de despertar en cuanto termine de recuperar su salud… Pero si es psicológico puede que no despierte…

Riku empalidece en ese instante. ¿Qué la pesadilla nunca acabaría?

-Se salvó por poco… - agregó la mujer- Ahora lo trasladaremos a cuidados intensivos, así que, por favor entren y se los aclararé todo… Dejen el pasillo libre.

Ambos entraron y se hicieron a un lado de la puerta. Riku pudo ver a su hermano en la camilla; estaba más pálido de lo normal. Se estiró para acariciar su mano mientras lo médicos movían la camilla y consiguió sentir el frío en ella, pero en su interior aun podía sentir el extraño calor impregnado en su piel.

-Riku…- lo llamó Lucrecia.

-Si… - respondió acercándose, mientras veía alejarse una vez más a su hermano.

-Bien… Tuvimos que limpiar el estómago de Kadaj. Parece que se había tomado una mezcla de productos químicos o tóxicos.

-¿Tóxicos?- preguntó Katz.

-Si… tales como lavandina o perfumes… También parece una idea absurda que haya sido un accidente.

-¿A qué te refieres?- volvió a preguntar Katz.

-Suicidio… - dijo Riku.

-Si... – Respondió fríamente la mujer.

-¡¿Por qué haría algo así?! – se sobresaltó Katz.

 -No lo se… pero encontramos esto entre sus ropas que lo comprueba- dijo extendiéndole un papel.

Riku se lo arrebata rápidamente y lo abre, era una pequeña nota escrita en un pedazo de una hoja de un libro.

HASTA SIEMPRE Y BUENAS NOCHES”

Simples palabras de un adiós eterno, con las cuales el albino queda petrificado.

Katz le quitó delicadamente el papel de las manos y lo leyó.

-Los médicos quieren que Kadaj reciba un control psicológico profesional una vez que despierte- dijo Lucrecia.

-Me parece bien… - dijo Katz luego de leerlo.

-¿Puedo ir a verlo?- preguntó Riku de espaldas a sus padres.

-… Claro- respondió la mujer y Riku salió corriendo hacia el lugar.

-¡Espera, Riku! – gritó su padre apresurándose tras él.

El albino se detuvo en la entrada de la sala de cuidados intensivos. Comenzó a caminar por el largo pasillo mirando todas las puertas. Personas con tubos en su cuerpo, con respiradores, algunas que ya prácticamente parecían muertas, otras que miraban al techo indiferentes. Era un ambiente que emanaba soledad, angustia y dolor al mismo tiempo. No parecía ser un lugar donde podría encontrar a su amado hermano quien le reflejaba todo lo contrario; sin embargo, lo encontró en la novena puerta.

La luz del crepúsculo que entraba por la ventana era tenue y la blanca habitación se confundía con la pálida piel de Kadaj, quien reposaba sobre una cama condenado a un esfigmómetro. 

Riku se acercó más para acariciarle la mano; esta ya tenía una mejor temperatura lo que lo hizo suspirar de alivio.

-Riku…- le habló su padre desde la puerta- ¿sigues sintiendo lo mismo?

-¿Sentir que?... ¿Tristeza? ¿Culpa? ¿Odio hacia ti? ¿O amor hacia Kadaj? –preguntó sin mirarlo mientras se arrodillaba para poner su rostro sobre la mano de su hermano- Porque sigo sintiendo todo eso.

Una enfermera entra de repente con una bolsa de suero al a par de Rufus.

-Dios… - dijo el presidente Shinra acercándose hacia Kadaj- que susto que me hiciste pasar hoy… - barbulló acariciando su mejilla.

Riku le dirigió una mirada asesina mientras veía como su hermanito era manoseado.

-¿Cuándo despertará?- le preguntó Rufus a la enfermera.

-La especialista dijo que se recuperaría en cuanto termine de recuperarse internamente- le respondió.

-¿Qué daños sufrió?- volvió a preguntar.

- Se quemó varios órganos, en otros términos, los químicos que bebió quemaron su garganta y estómago, además de su inevitable intoxicación… Se podría decir que tuvo suerte.

La enfermera levanta levemente el cuello de Kadaj y clava allí la aguja para el suero.

-¿Por qué en el cuello?- preguntó curioso Riku.

-Porque la vena más accesible en los cetras es esa… sería como red venosa dorsal de la mano o la vena basílica de la fosa ante cubital… Se dice que la única forma de matar a un cetra en cortando ese paso de sangre…

-¡Señorita!... Le aconsejo que no le de ideas raras… y si ya terminó su trabajo, retírese- le ordenó Rufus.

La mujer se inclinó en señal de saludo y salió de la habitación en silencio. 

-Riku…- lo llamó el presidente- ¿Tú te quedarás esta noche con Kadaj?

-Si…

-Cualquier cosa que necesites puedes llamar  a la enfermera o a mi… estaré en mi oficina.

-De acuerdo…- respondió de mala gana.



Ya estaba oscuro,  la luna apenas iluminaba la habitación pero Riku se encontraba esperando con ansias el despertar de su hermano, pero sus ojos no parecían querer abrirse.

Suspiró resignado mientras entrelazaba los cabellos de Kadaj en sus dedos. Y de repente, se le ocurrió una idea.

-Tal vez… - se dijo con una voz sensual contemplando los labios entre abiertos de Kadaj.

Se mordió los labios y luego se relamió, cautivado por la boca de su hermano.

-Tal vez… si te beso… - Se acercó más apoyando una mano sobre la cama, aprisionándolo, mientras que con la otra le acariciaba los labios.

-Sólo una vez…- dijo casi en un susurro apoyando sus labios  sobre los de su hermano.

Haciendo un poco de presión sobre ellos, saboreándolos lentamente y regocijándose con su dulzura y calidez característica, Riku se separó y espero. Sin embargo nada ocurrió.

-Tal vez… Si lo hago una vez mas- dijo menos sensual y más desesperado, subiéndose sobre Kadaj para besarlo violentamente, introduciendo su lengua e intentando pasar la mayor parte saliva posible a su boca.

Pero de repente, un pitido agudo hace que se detenga pálido del miedo. El esfigmómetro anunciaba que el corazón de Kadaj se había detenido, al igual que el de Riku al escucharlo.

Rápidamente  se bajó de sobre Kadaj para llamar a una enfermera, pero tropezó con un cable. Lo miró fijamente y luego miró la ruidosa máquina; entonces tomó el cable y lo conectó al esfigmómetro. El pitido comenzó a coordinarse nuevamente con los latidos de su hermano y Riku suspiró aliviado.

-¡¿Por qué me asustas así?!- le gritó a su hermano inconciente- …¿Es que no quieres que te bese?- le preguntó.

Riku miró fijamente los brillosos labios de Kadaj sin poder resistirse y pasó delicadamente la yema de los dedos  índice y mayor sobre ellos. 

-¿Puedo besarte?… Lo haré suavemente… ¿si?- le dijo a medida que volvía a tomar posesión de ellos.

Dando pequeñas lamidas dentro de su  boca, sintiendo su lengua rozando la suya. Sus mejillas  comenzaron a tornarse  rojizas e intentó meter mas profundo su lengua.

Al sentirse satisfecho se separa, mirando los ojos cerrados de Kadaj.

-¿A quien trato de engañar?- se resignó sentándose- Tú no eres la “bella durmiente”.

Riku se quedó dormido acariciando la mano de su hermano.


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